Después de muchos años, el gobierno de Alba Longa, una antigua ciudad del Lacio, pasó a manos de un rey llamado Procas Silvio, quien tuvo dos hijos, Numitor y Amulio. Numitor, el primogénito, era un mozo de natural pacífico, en tanto que Amulio era cruel y despiadado. Conforme iba envejeciendo, el rey comenzó a preocuparse por la cuestión de cuál de ellos habría de reinar una vez muerto él.
Pasaron los años y al cabo murió el rey. Amulio, que codiciaba el poder, depuso a su hermano: así obtuvo, a la vez, las riquezas y la corona.
Triste y vencido, Numitor fue expulsado de palacio. Su hermano le dio unas tierras fuera de la ciudad, y allí se recluyó el príncipe para vivir como un granjero. Había perdido su herencia, pero aún tenía salud y fuerza, además de una esposa y tres hijos pequeños.
Amulio sabía que Numitor nada haría por recuperar la corona; pero no estaba tan seguro respecto de los hijos de su hermano: de mayores podrían resultar peligrosos.
Y así fue como, tras pensárselo mucho, Amulio no halló sino una solución satisfactoria. Llamó a sus más fieles servidores y les ordenó que buscaran a los hijos de su hermano y que los mataran y luego,raptaran y llevaran a palacio a la hija,Rea Silvia.
Sus órdenes fueron obedecidas. A Numitor se le partió el razón.
-Mis hijos han muerto -lloró-, pero salva a mi hija. Ningún daño puede hacerte.
Pasaron los años y al cabo murió el rey. Amulio, que codiciaba el poder, depuso a su hermano: así obtuvo, a la vez, las riquezas y la corona.
Triste y vencido, Numitor fue expulsado de palacio. Su hermano le dio unas tierras fuera de la ciudad, y allí se recluyó el príncipe para vivir como un granjero. Había perdido su herencia, pero aún tenía salud y fuerza, además de una esposa y tres hijos pequeños.
Amulio sabía que Numitor nada haría por recuperar la corona; pero no estaba tan seguro respecto de los hijos de su hermano: de mayores podrían resultar peligrosos.
Y así fue como, tras pensárselo mucho, Amulio no halló sino una solución satisfactoria. Llamó a sus más fieles servidores y les ordenó que buscaran a los hijos de su hermano y que los mataran y luego,raptaran y llevaran a palacio a la hija,Rea Silvia.
Sus órdenes fueron obedecidas. A Numitor se le partió el razón.
-Mis hijos han muerto -lloró-, pero salva a mi hija. Ningún daño puede hacerte.
Las vestales en su templo |
Amulio sintió que matar a la hija Numitor podía ser un error; pero se le ocurrió una idea mejor. Dispuso que la niña fuese elegida como sacerdotisa de Vesta, diosa del fuego sagrado. Y, como a todas las vírgenes vestales, la ley le prohibiría tener hijos.
Entre todos los dioses y diosas que observaban los asuntos de los hombres, Marte sentía particular interés por el destino de Alba Longa. La crueldad y la codicia del joven rey lo enfurecieron, y decidió que ya era hora de intervenir.
Su primer acto fue anunciar a Rea, en un sueño, sus proyectos. En él se vio Rea con la frente ceñida por una corona de hojas,de ella brotaron dos árboles que crecían elevándose en el cielo. Siete veces fue visitada por el mismo sueño, y por fin comprendió lo que significaba.Pensó que ese sueño tenía que ser una señal de algún dios.
Y así fue,un tiempo después Rea dio a luz dos gemelos. La sagrada ley había sido quebrantada, y el castigo era la muerte. Sin embargo, oró con la esperanza de salvar a sus dos bellos hijos. Se confesó con la suma sacerdotisa, y dijo a ésta lo que firmemente creía: que el divino Marte era el padre de los niños.
El alboroto que siguió fue enorme. Rea fue inmediatamente llevada ante el rey. Amulio,lleno de ira,ordenó que ahogaran a Rea en el Tíber y que arrojaran a sus hijos al ríos detrás de ella.
Los verdugos obedecieron las órdenes del rey. Rea Silvia fue arrojada al río, y desapareció en la corriente. Según la leyenda, no se ahogó sin embargo; la rescató el dios Tiberino, quien la hizo su inmortal esposa. A los gemelos los arrancaron de los brazos de su madre; luego los metieron juntos en un canasto, y éste, con su lloriqueante contenido,fue lanzado a las aguas del río.
Por otro lado,los pequeños seguían indefensos en el canasto,hasta que tuvieron la suerte de quedarse enganchados entre unas ramas. En cierto momento, al bajar al río a beber una loba,oyó los desesperados lloros de los hambrientos críos, y no tardó en hallarlos llevarselos consigo.Ya en su cueva,los limpió suavemente y les dio de mamar.
Su primer acto fue anunciar a Rea, en un sueño, sus proyectos. En él se vio Rea con la frente ceñida por una corona de hojas,de ella brotaron dos árboles que crecían elevándose en el cielo. Siete veces fue visitada por el mismo sueño, y por fin comprendió lo que significaba.Pensó que ese sueño tenía que ser una señal de algún dios.
Y así fue,un tiempo después Rea dio a luz dos gemelos. La sagrada ley había sido quebrantada, y el castigo era la muerte. Sin embargo, oró con la esperanza de salvar a sus dos bellos hijos. Se confesó con la suma sacerdotisa, y dijo a ésta lo que firmemente creía: que el divino Marte era el padre de los niños.
El alboroto que siguió fue enorme. Rea fue inmediatamente llevada ante el rey. Amulio,lleno de ira,ordenó que ahogaran a Rea en el Tíber y que arrojaran a sus hijos al ríos detrás de ella.
Los verdugos obedecieron las órdenes del rey. Rea Silvia fue arrojada al río, y desapareció en la corriente. Según la leyenda, no se ahogó sin embargo; la rescató el dios Tiberino, quien la hizo su inmortal esposa. A los gemelos los arrancaron de los brazos de su madre; luego los metieron juntos en un canasto, y éste, con su lloriqueante contenido,fue lanzado a las aguas del río.
Por otro lado,los pequeños seguían indefensos en el canasto,hasta que tuvieron la suerte de quedarse enganchados entre unas ramas. En cierto momento, al bajar al río a beber una loba,oyó los desesperados lloros de los hambrientos críos, y no tardó en hallarlos llevarselos consigo.Ya en su cueva,los limpió suavemente y les dio de mamar.
Así vivieron durante algún tiempo felices y contentos los gemelos. Pero crecieron, y la leche de la loba no fue ya para ellos alimento suficiente. Para salvar a sus hijos, Marte ordenó a los pájaros que los alimentaran; y así fue como las aves del campo llevaron todos los días pan y frutas a los pequeños.
No muy lejos de la cueva de la loba vivía un pastor llamado Fáustulo con su mujer Laurencia. Marte consideró que odían ser padres adoptivos ideales para los gemelos. Cuando bajó el río, Fáustulo esperó a que la loba saliese del cubil, y cuando ésta, seguida por sus crías, desapareció entre los árboles, entró en la cueva. Aguzando los oídos oyó unos débiles lloriqueos, y a tientas avanzó y descubrió a los niños.
Antes de darse cuenta cabal de lo que hacía los cogió, y con un crío bajo cada brazo echó a correr, saliendo a la luz del sol y al fresco aire del día. Se detuvo sólo cuando estaba ya muy cerca de su cabaña. Su mujer se lo quedó mirando, llena de asombro. Fáustulo los puso en brazos de su mujer y sin tomar aliento le explicó el asombroso suceso.
-No son éstos niños corrientes -dijo ella-. Creo que son hijos de los dioses, que nos los envían para que los cuidemos y amemos. Y eso haremos.
Los llamaron Rómulo y Remo. Los chiquillos crecieron y llegaron a ser unos jóvenes valientes y fuertes, que ayudaban a su padre adoptivo.
Los gemelos,que conocieron la historia de su tío-abuelo,decidieron vengar tantas muertes y sobre todo,a su madre. Sabían que ellos con su pequeña banda de secuaces no eran adversarios para el ejército de Amulio, y que, por tanto, era imposible darle batalla en campo abierto. Un ataque por sorpresa contra el propio rey era el único proyecto con posibilidades de éxito. Dividieron a sus hombres en grupitos, y cada uno de éstos fueron aproximándose a palacio desde direcciones diferentes, para coincidir en un punto y hora previamente determinados; atacaron, y se abrieron paso, rodeando al rey. Los hermanos le dijeron:
-Somos los hijos de tu sobrina Rea Silvia -anunciaron-y venimos a vengarla.
Rómulo, airado por la demora, saltó y fue el primero en acometer al rey con su espada. Remo hizo otro tanto, y el rey cayó muerto a los pies de los hermanos.
el rey Numitor |
Fuera, Numitor había reunido a la gente y al ejército. Entre el murmullo de la multitud dominaron las claras voces de los gemelos, que audazmente proclamaban a Numitor rey de Alba con pleno derecho. El pueblo coreó sus gritos.
-¡Numitor es nuestro rey!
Rómulo y Remo sirvieron bajo su abuelo durante varios años, pero querían más poder. Alba estaba superpoblada y una nueva ciudad era imperiosamente necesaria. Decidióse que Rómulo y Remo levantasen un nuevo asentamiento; y ¿qué mejor sitio que aquél en el cual, habían escapado de la muerte y crecido hasta hacerse hombres?
Mientras los hermanos estuvieron de acuerdo todo fue bien y sin tropiezos, pero inevitablemente surgió entre ellos la cuestión de quién de los dos había de reinar sobre la nueva ciudad.Rómulo, seguro de ser él el próximo rey, inició la construcción de una muralla alrededor de su propio establecimiento en el monte Palatino. Remo, con la intención de mofarse de los esfuerzos de su hermano, saltó por encima del muro, para probar cuán fácilmente podía salvar aquel obstáculo.
La burla sacó de quicio a Rómulo, hasta el punto de que, terriblemente encolerizado, mató a su hermano. Irguiéndose triunfante sobre el cadáver de Remo, lanzó con voz potente una advertencia a quienquiera que osare desafiarlo:
-Este mismo destino aguarda a quien se atreva a saltar sobre mi muralla.
Toda la gente que había salido de Alba con los gemelos proclamó entonces rey a Rómulo, y la nueva ciudad construida en el monte Palatino fue llamada Roma en honor de su ilustre fundador
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